Tras el último cohete que ponía final un año más a la festividad dedicada a la Virgen de la Aurora es tiempo de hacer balance de estos días de celebración. Más allá de la unión entre vecinos o los momentos de baile, risas y copas, la destrucción de parte del patrimonio histórico del municipio ha reflejado la cara más oscura de estas jornadas de festejos. Sigue leyendo